10 sept 2011

Cuando un mal parto te persigue

Traducido por Jesusa Ricoy (previa autorización de Celia Kitzinger) del original When a bad birth haunts you

Un artículo que apareció en la revista Prima Baby de octubre-noviembre del 2000 titulado Cuando un mal parto te persigue describe el trastorno de estrés postraumático después del parto. Cita un artículo en la Revista Británica de Psicología Clínica por la Dra. Paulina Slade, que describe un amplio estudio de estrés post-traumático relacionado con el nacimiento. En el artículo de Prima Baby la Dr. Slade dice:
"Este problema es distinto de la depresión posparto y mucho más dañino que lo llamado baby blues (tristeza o hipersensibilidad de carácter hormonal que aparece entre los 3 y 5 días tras el parto, de corta duración). Pero me preocupa menos el diagnóstico erróneo que el hecho de que haya casos en los que no se pueda diagnosticar en absoluto. ¡Hay tantas que mujeres que ocultan su sufrimiento!".
El artículo incluye una entrevista con Sheila Kitzinger en la que dice que ella cree que una mujer que ha pasado por un momento difícil en el parto se encuentra inicialmente en un estado emocional de shock, en el que no reacciona, y aliviada de que todo haya terminado. Esto puede durar semanas, meses o incluso años.
"De repente se “despierta” de este estado. Pero estos sentimientos son complicados. La mujer se siente obligada a estar agradecida a los profesionales que le ayudaron a dar a luz, especialmente si se consideró que había un riesgo para el bebé, y sin embargo puede sentir a su vez que estas personas la han violado. Una mujer que ha tenido una cesárea de emergencia pueden ser especialmente vulnerable.."
A Sheila le gustaría ver un estudio a gran escala que analizará en detalle qué ocurre tras el parto a las mujeres que han sido intervenidas de alguna manera:
"Esto no es depresión posparto. Estas mujeres tienen la experiencia de su parto o su césarea que les da vueltas en la cabeza como un vídeo que se ha quedado enganchado, en un bucle. Y no lo pueden apagar. Estas mujeres están constantemente reviviendo el trauma, pero rara vez consiguen el apoyo continuo para hacer frente al mismo. Tenemos que saber lo que es más útil para las mujeres en esta situación y lo que les hace sentir peor. Entonces podremos proporcionar un apoyo efectivo y de manera individual."

Trastorno de estrés postraumático

Después de la guerra de Vietnam los soldados de ambos bandos que no habían sufrido ningún daño físico a menudo experimentaban estrés. Tenían ataques de pánico y flashbacks sobre los acontecimientos terribles que habían presenciado y sobre los que no habían podido hacer nada para evitarlos. El diagnóstico del trastorno de estrés postraumático fue inventado.
Lo mismo puede suceder después de un parto en el que una mujer sienta que no tiene control sobre lo que le hicieron y fue solo un cuerpo "en una mesa operatoria». Está en alerta permanente, irritable y llena de pánico. Tal vez se sienta como si hubiera sido violada. Y, como suele ocurrir con la violación, ella cree que de alguna manera debe haber sido culpa suya. La experiencia del parto da vueltas y vueltas en su cabeza como un vídeo en la posición "replay". No se puede apagar.
Para estas mujeres el nacimiento fue una especie de tortura. No han podido obtener la información que necesitaban para tomar decisiones alternativas, y sienten que no han tenido control sobre lo que se hizo en esta experiencia. Se han sentido impotentes en un evento muy importante en sus vidas. Se sienten terriblemente solas. Y pueden temer que se están volviendo locas.
Esto puede ocurrir incluso con el llamado “nacimiento normal”. Sin embargo, ocurre con mayor frecuencia con los nacimientos de alta tecnología: cuando hay intervenciones obstétricas como la inducción y el aceleramiento del parto con medicamentos que estimulan las contracciones. El monitoreo electrónico fetal a menudo significa que la mujer debe acostarse y quedarse quieta en vez de poder moverse y balancear sus caderas. Se experimenta más dolor cuando no hay libertad de movimiento durante el parto. Una episiotomía (un corte), un fórceps o ventosa durante el parto o una cesárea no planificada, pueden hacer que una mujer se siente como si estuviese siendo tratada como un objeto en una cinta transportadora.
El síndrome de estrés postraumático es diferente de la depresión. Los medicamentos antidepresivos no ayudan, y pueden incluso empeorar la situación. Muchas mujeres que están obsesionadas con lo que les ocurrió en el parto son tratadas por médicos simplemente con medicamentos antidepresivos. Lo que realmente necesitan es poder hablar con alguien que entienda, una persona que no trate de explicar o justificar el trato que recibieron, que no critique como se sienten acerca de lo que les pasó, y que sepa cómo escuchar de manera reflexiva.

Convertirse en madre

La imagen romántica de una madre radiante, un hermoso bebé en sus brazos, su cabello dorado iluminado por los rayos del sol, que aparece en las cubiertas de muchos de los libros sobre el nacimiento está muy lejos de la realidad. Las madres primerizas suelen son a menudo infelices. Esta transición importante de la vida se hace muy difícil por la pobreza, malas condiciones de vivienda, la sobrepoblación así como el aislamiento social. Pero una razón por la que muchas mujeres tienen baja autoestima y no pueden disfrutar de sus bebés es que la asistencia en el parto a menudo les niega información honesta, la posibilidad de elección y el más básico respeto a la dignidad humana.
Como la investigación de Green, Coupland y mi hija, Jenny Kitzinger, en Inglaterra, y la investigación de Simkin en Seattle revelan, las mujeres recuerdan con absoluta claridad, a menudo muchos años después, lo que las matronas y los médicos hicieron y dijeron. Cuando los vieron como autoritarios o punitivos y no ofrecieron información ni elección, y sienten que fueron degradadas y maltratadas.
Birth Crisis (La red de apoyo britanica creada por Sheila Kitzinger)
Empecé la red de apoyo Birth Crisis para ofrecer a las mujeres que habían sufrido un parto traumático una oportunidad de hablar por teléfono con alguien que valida lo que dicen y les ayuda a encontrar dentro de sí el poder para enfrentar la situación. Cuando hablan a menudo describen la forma en que fueron sometidos a lo que algunos llaman "chantaje emocional". Esto empieza durante el embarazo. Una mujer me contó que en la clínica prenatal, cuando preguntó si sería posible tener un parto vaginal, la comadrona de turno le dijo: "Si usted quiere dejar a sus hijos sin madre, y no repetir una césarea, intente usted un parto natural"…” Llegué a casa a llorando porque pensé "no tengo elección. Tengo que tener otra cesárea. De lo contrario me mataría".
Sienten que fueron tratadas durante el parto como objetos en una fábrica puestos en una cinta transportadora. Lo que cuenta Debbie es típico. “Cuando me llamó le resultaba difícil hablar, y hubo largos silencios. Su bebé nació hace 15 meses. Ella fue al hospital de inmediato cuando su rompió aguas y se le dijo que estaba dilatada 2 cm.
Después de un par de horas las cosas no habían cambiado casi mucho. Me dijeron que me pondrían el gotero para acelerar las cosas y me recomendaron una epidural. Le pregunté a la matrona" ¿Qué piensa usted de la epidural? " Ella me dijo que probablemente en mi situación, ella se pondría una. Me dijeron: «Se te quitarán todos los dolores». No mencionaron riesgos. Dijeron que todo iría bien. Que no sentiría nada. "... ..." Después mi único interés era el monitor, ya que para mí era la única manera de saber lo que estaba pasando. Los latidos bajaban durante las contracciones. Pregunté que significaban los números. Me dijeron que el corazón debía mantenerse entre 140 y 120. "Se bajó a 70 durante las contracciones, subió al final de una contracción, pero poco a poco volvió a bajar - hasta los 50 durante las contracciones. "El médico llamó y dijo: 'No te preocupes". Consiguió otro médico y le puso como un pequeño gancho de pescar en la cabeza. "A las 11.30 horas me aumentaron la epidural y los latidos del corazón del bebé descendieron aún más.
"Yo estaba asustada. Me revolvían. Mi marido y una matrona me aguantaban las piernas abiertas en alto. Me sentía tan avergonzada, humillada e inútil sin ni siquiera poder hacer esto por mí misma, con la cara del médico casi en el interior de mi vagina. Dijeron que la cabeza estaba alta. Todos corrieron a la acción. La gente corría por todas partes. Pensé, 'Oh, Dios mío, ¿qué está pasando?' "Hay que hacerle una cesárea”. "Me tuvieron que dormir. Se llevaron a mi marido. Y allí estaba yo. Había tenido un bebé".

Estrés postraumático

Las mujeres suelen sentirse en estado de shock en un primer momento, simplemente aliviadas de que todo haya terminado. Más tarde “despiertan”, y la gratitud de que ellas y sus hijos están vivos se mezcla con el sentimiento de haber sido violadas: "Me sentí masacrada, asaltada, violada." "Me sentí como un animal en un sacrificio." Escenas del parto y el nacimiento se reproducen una y otra vez en sus mentes como un vídeo continuo que no pueden apagar. Sufren pesadillas y recuerdos del trauma. Las personas que tratan de ayudar a menudo les dicen: "Es que tú te esperabas otra cosa". Estas mujeres suelen tener poca confianza en sus cuerpos, y la lactancia se convierte en una lucha y un problema. Estas mujeres sufren de estrés postraumático, que puede durar meses o incluso años, y que puede afectar negativamente a su relación con su bebé y con su pareja.
El bebé
Algunas mujeres no mencionan al bebé, o lo hacen solo de paso. Otros se refieren al bebé como "ella" o “él”. A menudo sienten que el bebé no puede realmente ser suyo. Dicen que hacen "lo que se espera de una madre". O que es como si funcionaran en "piloto automático".
Una mujer me dijo: "Cuando la vi estaba toda limpia y tan mona en su pijamita. Pensé, '¿Tengo el bebé correcto?" Después de un parto normal ya sé que están todos los pegajosos y “sucios”, pero es que es así como yo la quería… Cuando llegué a casa me puse a pensar: «¡Dios!" Yo estoy culpando a mi bebé. Todo era culpa de ella que todo hubiera salido mal… Mis puntos y mi dolor en los pezones. Nunca la llegué a odiar. Pero me fui a mi médico de cabecera y lloré y lloré. Me recetó pastillas. Yo me sentía neutral hacia ella, y no la abrazaba. Seguía llorando todo el tiempo. Sentí que estaba como medio dormida permanentemente". Traté de averiguar qué apoyo emocional había. Me contó: "Yo vivo en una base del Ejército. No conozco a casi nadie. La gente aquí se muda a menudo y cambia constantemente. Mi marido se va a trabajar a las 6.30 y llega a casa 10 a 12 horas después."
Estas mujeres a menudo se sienten impotentes y confusas: "Yo no sabía qué hacer con el bebé por mi cuenta. Mi mamá se la llevó a su casa el fin de semana. Yo no estoy para visitar a nadie. No puedo ir a comer fuera. Mi madre y mis hermanas parecen nacidas para ser madres. Ellas siempre saben instintivamente qué hacer. Yo soy incapaz. Cada vez que traté de decir lo que sentía, la matrona me decía que tenía un bebé sano, que ¿cuál era el problema? ".
De 150 llamadas consecutivas que he recibido de mujeres que sufrieron trauma durante el parto ciento dieciséis hicieron comentarios negativos sobre sus bebés. Como dijo una mujer: "Todo el mundo te dice: 'Tienes un bebé precioso y sano." Pero me siento estafada. "Otros te dicen: "Durante seis meses odiaba a mi bebé. Quería tirarlo por las escaleras. No valia la pena." "Él sólo lloraba y lloraba inconsolablemente durante horas, lo llevaba en brazos día y noche. Esto me deja más agotada y aún más deprimida por mi incapacidad para hacer frente a todo el parto y el cuidar a mi bebé"," Yo después la odiaba. La miraba y quería que estuviera muerta. Me siento tan culpable por pensarlo. "Una mujer que dijo de su parto, que había ocurrido siete años atrás: "Me sentí totalmente impotente. Terminé con una sábana sobre la cara. No quería tener nada que ver con eso", me dijo, "Yo tuve terribles problemas para vincularme con mi bebé. A veces todavía no me creo que ella sea la mía. "
Una mujer que escribió un relato muy detallado, decía: "Mi bebé estaba a mi lado pero yo no quería tocarlo ni mirarlo. Estaba de luto por la pérdida de un hijo que nunca llegó a través de mí, yo era incapaz de dar a luz. A él me lo arrancaron de dentro. Ocho horas después de la operación, la enfermera se acercó y me preguntó si yo había tocado a mi hijo y le dije 'no'. Le preocupaba que no hubiera tomado nada de leche y ella lo puso de inmediato en mi pecho, a mí me pareció un poco chocante. Fue como encontrarse con un hombre por primera vez e incluso sin apetecerte que la gente te exigiera que le beses en la boca " "Fue una verdadera batalla para amamantar. Experimenté tanta frustración y dolor cada vez que ponía al bebé sobre la barriga que estaba sumamente dolorida. Era un bebé hambriento y no estaba satisfecho con los comienzos de poca leche. Yo no quería renunciar porque era lo único que quería hacer correctamente. Pero volví a fracasar. "La palabra "fracaso" se repite en los relatos de muchas mujeres. "La sensación de fracaso era abrumadora. Yo no pude dar a luz y ni siquiera podía darle de comer. Yo era totalmente inútil".

El compañero

Las mujeres suelen ser conscientes de que sus compañeros también están traumatizados. Una respuesta del hombre suele ser sumergirse en su trabajo. Una mujer describió cómo su marido permaneció presente durante un parto en el que ella se sintió emocionalmente y físicamente maltratada: "Me siento como si hubiese engañado a mi hijo." Agregó: Mi marido y yo no hemos hecho el amor en siete meses."
Los hombres se sienten a menudo frustrados y se irritan cuando su pareja siente la necesidad de discutir el nacimiento una y otra vez. Una mujer que hablaba compulsivamente sobre su experiencia del parto doloroso me dijo: "Mi esposo me dice:" ¡No irás a empezar otra vez con eso! Él también me deja fuera. "Esta pareja se encontraban a punto de separarse. A menudo hay problemas sexuales. La episiotomía y la sutura ha dañado el periné y puede significar que el sexo es doloroso o imposible." Él está siendo muy comprensivo ", dicen. Con el tiempo he comprendido lo que esto significa : "No me obliga a tener relaciones sexuales."
La mujer a menudo se siente aterrorizada ante la perspectiva de otro embarazo. Ella también se siente su cuerpo como ajeno y lo odia, su cuerpo le ha traicionado: "Sentí que a David se le extrajo quirúrgicamente de mi cuerpo y que mi cuerpo no había sido capaz de dar a luz. Sentí que había fallado como mujer, como esposa, como madre." Mirar mi cicatriz era muy deprimente. Odiaba mi cuerpo y me sentía mal y una aversión intensa cuando entraba en el baño. Mi cicatriz parecía un monstruo sonriendo riéndose de mí, toda morada, con dolor e hinchazón "....
Una experiencia del parto en el que una mujer siente, "Yo no di a luz. Tuve una operación", y siente que ella era "un trozo de carne en una mesa", o que "fue como una" violación, es un tema pendiente, es un caso no resuelto. Esto interfiere de forma destructiva en la relación con su pareja, y para algunas mujeres que nos llaman la relación termina en separación.
Este descontento después del parto no es un caos emocional que envuelve a la nueva madre a causa de sus hormonas, o por experiencias de su niñez, o incluso debido por pobreza o desventaja social. Es un resultado directo de la gestión agresiva del nacimiento típica del hospital moderno, un enfoque predominantemente mecanizado del cuerpo humano, y el parto que se rige por el reloj.
Nuestra cultura medicalizada de nacimiento es una de las razones por las cuales es importante que exista una alternativa de parto en casa.

Parto en casa

El estado emocional de una mujer después de un parto en su hogar tiende a ser muy diferente. Ella esta positiva, segura de sí misma - y a menudo exultante. El nacimiento de su bebé es algo que ella ha logrado, en lugar de algo que se le ha hecho. Comienza el parto a su propio ritmo, come y bebe cuando quiere, continua con actividades en su casa o en su jardín, aprende a adaptarse a la intensidad, duración y frecuencia de las contracciones poco a poco, se mueve con libertad utilizando muebles de su entorno como apoyo. Se pone en cuclillas o se arrodilla, y decide por sí misma lo que quiere hacer y cuando quiere hacerlo. Empuja como y cuando quiere, no se siente bajo presión por ganar al reloj, y es poco probable que tenga una episiotomía. Después abraza al bebé en su propia cama. Una mujer que controla el espacio en el que ella da a luz, y que por tanto puede sentirse cómoda dejándose ir y entregarse a los sentimientos abrumadores que brotan de su interior, es mucho más probable que pueda mirar a su parto como una experiencia positiva. El parto es una aventura en la que ha descubierto su fuerza interior, la alegría en su cuerpo, y ha crecido su confianza en sí misma. El parto es poder.
El parto en casa ofrece un modelo de cómo todo nacimiento debería ser, un modelo en el que los hospitales deben fundamentar su práctica, y que permite a las matronas aprender cómo mantener la normalidad del parto. Sin embargo, para muchas mujeres conseguir un parto en casa es una carrera de obstáculos. Los médicos de cabecera actúan como guardianes, y sobre todo hay una gran desconfianza sobre el parto en casa y no quieren participar en esta decisión, pero tampoco están dispuestos a remitir a sus pacientes a comadronas, u otros médicos que apoyen el parto en casa.
Tenemos que cambiar el sistema para que las mujeres puedan tener un acceso directo y claro Y para esto es necesario que desde que la mujer descubre que está embarazada, pueda tratar directamente con su matrona. Propongo una campaña para promover el parto en casa como una elección que no sea excepcional, sino razonable.
Para que esto ocurra una mujer sana que ha reservado un parto hospitalario, debería poder cambiar en cualquier momento a parto en casa, incluso durante el parto y ser apoyada y respetada sin crearle inconvenientes.
El acceso a la información sobre el parto en casa debe hacerse más fácil. Una forma de hacerlo sería crear en las páginas web de la NHS (seguridad social británica) una sección especial sobre el parto en casa. Diseñado conjuntamente con las organizaciones del nacimiento más importantes, para informar a las mujeres exactamente sobre cómo conseguir un parto en casa, y darles la información que necesitan para que encuentren el camino de manera fácil.
Un nuevo tipo de educación para matronas es una necesidad urgente. El UKKC y MCR deben trabajar juntos para iniciar la capacitación de matronas para que sepan cómo crear las condiciones para un parto fisiológico en lugar de un parto médico.
Cada matrona debería ser capaz de ayudar en un parto en casa, y todos las estudiantes de matrona deben tener experiencia en partos domiciliarios. Esto debería constituir un elemento indispensable en la formación de matronas. Sin embargo, si queremos que esto ocurra, debe haber más nacimientos en el hogar.
En Wiltshire una matrona puede especializarse en el parto asistido con ventosa. Tenemos que reconocer las habilidades de las parteras que entienden el cuerpo de la mujer y permitir a las mujeres en su cuidado que experimenten un parto sin intervención. En la actualidad, las matronas que atienden partos en casa están infravaloradas y marginadas. Debemos considerar la creación de una nueva acreditación como matrona: La matrona especializada en partos domiciliarios.

Referencias

1 JM Green, VA Coupland, Kitzinger, JV. Las expectativas, experiencias y resultados psicológicos del parto: Un estudio prospectivo de 825 mujeres. Nacimiento 1990; 17 (1) :15-24.
2 Simkin P. Sólo otro día en la vida de una mujer? percepciones a largo plazo de la Mujer de su experiencia del primer parto. Parte 1. Nacimiento de 1991; 18 (4) :203-10.
3 La Red de la crisis de natalidad
4 Tinsley V. La redefinición del papel de la partera: los profesionales de matrona especializadas en ventosa en las maternidades de la comunidad. MIDIRS Obstetricia Recopilación de 2001; 11 (3 Suppl 2): S6-de la S9.